viernes, 30 de diciembre de 2011

Último Día del Año

2011
Fue mi segundo año de U, las cosas han sido difícil, pero creo que salí ilesa. No sé si es porque soy muy fuerte o porque ya nada me puede vencer.
Este fue un año particularmente difícil, hubieron días que sentía que ya no podía más, pero siempre existió un sol que alumbro mis días.
Un Año de cambios profundos, ya no soy la misma, estoy más grande, más madura, más invencible.
Un año con un millón de situaciones que quisiera cambiar, un millón de situaciones que no quiero volver a vivir, un año con cosas que jamás olvidaré.
Ahora solo tengo que esperar que este 2012 sea lo que quiero que sea, un año lleno de sueños que empiezo a cumplir, y tenga que pasar lo que esta destinado a que pase...
El 2011 ratifique mi vocación y amor a mi carrera, haciendo práctica en colegios vulnerables, conocí historias de vidas llenas de sacrificio y con muchos sueños, me enfrenté a ser PROFESORA de verdad y salí ilesa y victoriosa.
También este año generé un lazo irrompible con una amiga que estaba destinada a cruzar su camino conmigo
Este año comencé a convertirme en lo que quiero ser toda mi vida y para lograrlo tengo al mejor pololo del mundo, a los mejores amigos del planeta y la mejor familia del universo


VAMOS POR EL 2012

viernes, 16 de septiembre de 2011

Todo mundo quiere tener un amigo, pocos se toman la molestia de ser uno

Cuando me refería a ellos acostumbraba a decir, "cuando fuimos con unos amigos", o "esta de cumpleaños un amigo", o "si en esta foto salen todos mis amigos", creí que también pertenecían a mi circulo y eran casi ángeles que me venían ayudar a caminar más a gusto, pero cuando las circunstancias te hacen dejar de verlos y los "Carito" pasan a ser "Caro" es extraño, cuando las preguntas no tienen respuestas y cuando las demostraciones de cariño no son devueltas, te das cuenta que en realidad, no todas las personas que se crucen en tu camino son tus amigos, que compartir risas, buenos y malos momentos no te hacen parte de sus vidas, ni a ellos de la tuya, en ese momento es difícil entender y lo peor es comprender, ¿por qué tu si lo quieres tanto y ellos a ti no?
Hoy tengo dos grandes amigas, que se convirtieron en mis únicos momentos de risas diarias, en los único momentos en que cada cosa es retribuida con una sonrisa o una mirada de confianza.
Todo mundo quiere tener un amigo, pocos se toman la molestia de ser uno, YO ME DOY LA MOLESTIA DE SER UNA AMIGA, CUANDO LOS DEMÁS NO QUIEREN SER MIS AMIGOS..

No es necesario tener un millón de amigos, si con mis dos soles basta y sobra!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cáncer

Cuando se cree dar el último paso, pero en realidad, todavía no das ni el primero...
Con sueño pero sin poder dormir..
Con lagrimas que no puedo botar
Con gritos que no puedo gritar
Con ganas de no estar, pero con la obligación de seguir aquí.
Con ganas de caminar muy rápido y olvidar el momento que dejaste de caminar conmigo
Con ganas de llevar un espejo al lado mío, para seguir creyendo que voy acompañada.
Te necesito, y ya no me puedo seguir aguantando las ganas de llorar, pero te prometí que nunca lloraría por tí, porque hací me lo hiciste jurar.. Te amo más que a mi vida y me intento hacer la fuerte, pero a veces creo que desvanezco, frente al mínimo esfuerzo. Te necesito conmigo y así poder llorar de felicidad, sabiendo que todos los días estarás, cuando habrá la puerta y me intentarás mirar entre sombras imaginar, y sentir que tu corazón es quien me mira por sobre sombras de miedos que no te dejan mirar.
Te amo y necesito ahora más que nunca, ya que aún me queda mucho más por amar..
Papá

sábado, 10 de septiembre de 2011

Coplas a un padre muerto...Jorge Manriquez.


Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pues si vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera, más que duró lo que vio porque todo ha de pasar por tal manera. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos. Invocación: Dejo las invocaciones de los famosos poetas y oradores; no curo de sus ficciones, que traen yerbas secretas sus sabores; A aquél sólo me encomiendo, aquél sólo invoco yo de verdad, que en este mundo viviendo el mundo no conoció su deidad. Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos descansamos. Este mundo bueno fue si bien usáramos de él como debemos, porque, según nuestra fe, es para ganar aquél que atendemos. Aun aquel hijo de Dios, para subirnos al cielo descendió a nacer acá entre nos, y a vivir en este suelo do murió. Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos, que en este mundo traidor, aun primero que muramos las perdamos: de ellas deshace la edad, de ellas casos desastrados que acaecen, de ellas, por su calidad, en los más altos estados desfallecen. Decidme: la hermosura, la gentil frescura y tez de la cara, el color y la blancura, cuando viene la vejez, ¿cuál se para? Las mañas y ligereza y la fuerza corporal de juventud, todo se torna graveza cuando llega al arrabal de senectud. Pues la sangre de los godos, y el linaje y la nobleza tan crecida, ¡por cuántas vías y modos se pierde su gran alteza en esta vida! Unos, por poco valer, ¡por cuán bajos y abatidos que los tienen! otros que, por no tener, con oficios no debidos se mantienen. Los estados y riqueza que nos dejan a deshora, ¿quién lo duda? no les pidamos firmeza, pues son de una señora que se muda. Que bienes son de Fortuna que revuelven con su rueda presurosa, la cual no puede ser una ni estar estable ni queda en una cosa. Pero digo que acompañen y lleguen hasta la huesa con su dueño: por eso nos engañen, pues se va la vida apriesa como sueño; y los deleites de acá son, en que nos deleitamos, temporales, y los tormentos de allá, que por ellos esperamos, eternales. Los placeres y dulzores de esta vida trabajada que tenemos, no son sino corredores, y la muerte, la celada en que caemos. No mirando nuestro daño, corremos a rienda suelta sin parar; desque vemos el engaño y queremos dar la vuelta, no hay lugar. Si fuese en nuestro poder hacer la cara hermosa corporal, como podemos hacer el alma tan glorïosa, angelical, ¡qué diligencia tan viva tuviéramos toda hora, y tan presta, en componer la cativa, dejándonos la señora descompuesta! Esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas, por casos tristes, llorosos, fueron sus buenas venturas trastornadas; así que no hay cosa fuerte, que a papas y emperadores y prelados, así los trata la muerte como a los pobres pastores de ganados. Dejemos a los troyanos, que sus males no los vimos ni sus glorias; dejemos a los romanos, aunque oímos y leímos sus historias. No curemos de saber lo de aquel siglo pasado qué fue de ello; vengamos a lo de ayer, que también es olvidado como aquello. ¿Qué se hizo el rey don Juan? Los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán, qué fue de tanta invención como trajeron? Las justas y los torneos, paramentos, bordaduras y cimeras, ¿fueron sino devaneos? ¿qué fueron sino verduras de las eras? ¿Qué se hicieron las damas, sus tocados, sus vestidos, sus olores? ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos de amadores? ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían? ¿Qué se hizo aquel danzar, aquellas ropas chapadas que traían? Pues el otro, su heredero, don Enrique, ¡qué poderes alcanzaba! ¡Cuán blando, cuán halaguero el mundo con sus placeres se le daba! Mas verás cuán enemigo, cuán contrario, cuán cruel se le mostró; habiéndole sido amigo, ¡cuán poco duró con él lo que le dio! Las dádivas desmedidas, los edificios reales llenos de oro, las vajillas tan febridas, los enriques y reales del tesoro; los jaeces, los caballos de sus gentes y atavíos tan sobrados, ¿dónde iremos a buscallos? ¿qué fueron sino rocíos de los prados? Pues su hermano el inocente, que en su vida sucesor se llamó, ¡qué corte tan excelente tuvo y cuánto gran señor le siguió! Mas, como fuese mortal, metióle la muerte luego en su fragua. ¡Oh, juïcio divinal, cuando más ardía el fuego, echaste agua! Pues aquel gran Condestable, maestre que conocimos tan privado, no cumple que de él se hable, sino sólo que lo vimos degollado. Sus infinitos tesoros, sus villas y sus lugares, su mandar, ¿qué le fueron sino lloros? ¿Qué fueron sino pesares al dejar? Y los otros dos hermanos, maestres tan prosperados como reyes, que a los grandes y medianos trajeron tan sojuzgados a sus leyes; aquella prosperidad que tan alta fue subida y ensalzada, ¿qué fue sino claridad que cuando más encendida fue amatada? Tantos duques excelentes, tantos marqueses y condes y varones como vimos tan potentes, di, muerte, ¿dó los escondes y traspones? Y las sus claras hazañas que hicieron en las guerras y en las paces, cuando tú, cruda, te ensañas, con tu fuerza las atierras y deshaces. Las huestes innumerables, los pendones, estandartes y banderas, los castillos impugnables, los muros y baluartes y barreras, la cava honda, chapada, o cualquier otro reparo, ¿qué aprovecha? que si tú vienes airada, todo lo pasas de claro con tu flecha. Aquél de buenos abrigo, amado por virtuoso de la gente, el maestre don Rodrigo Manrique, tanto famoso y tan valiente; sus hechos grandes y claros no cumple que los alabe, pues los vieron, ni los quiero hacer caros pues que el mundo todo sabe cuáles fueron. Amigo de sus amigos, ¡qué señor para criados y parientes! ¡Qué enemigo de enemigos! ¡Qué maestro de esforzados y valientes! ¡Qué seso para discretos! ¡Qué gracia para donosos! ¡Qué razón! ¡Cuán benigno a los sujetos! ¡A los bravos y dañosos, qué león! En ventura Octaviano; Julio César en vencer y batallar; en la virtud, Africano; Aníbal en el saber y trabajar; en la bondad, un Trajano; Tito en liberalidad con alegría; en su brazo, Aureliano; Marco Tulio en la verdad que prometía. Antonio Pío en clemencia; Marco Aurelio en igualdad del semblante; Adriano en elocuencia; Teodosio en humanidad y buen talante; Aurelio Alejandro fue en disciplina y rigor de la guerra; un Constantino en la fe, Camilo en el gran amor de su tierra. No dejó grandes tesoros, ni alcanzó muchas riquezas ni vajillas; mas hizo guerra a los moros, ganando sus fortalezas y sus villas; y en las lides que venció, muchos moros y caballos se perdieron; y en este oficio ganó las rentas y los vasallos que le dieron. Pues por su honra y estado, en otros tiempos pasados, ¿cómo se hubo? Quedando desamparado, con hermanos y criados se sostuvo. Después que hechos famosos hizo en esta misma guerra que hacía, hizo tratos tan honrosos que le dieron aún más tierra que tenía. Estas sus viejas historias que con su brazo pintó en juventud, con otras nuevas victorias ahora las renovó en senectud. Por su grande habilidad, por méritos y ancianía bien gastada, alcanzó la dignidad de la gran Caballería de la Espada. Y sus villas y sus tierras ocupadas de tiranos las halló; mas por cercos y por guerras y por fuerza de sus manos las cobró. Pues nuestro rey natural, si de las obras que obró fue servido, dígalo el de Portugal y en Castilla quien siguió su partido. Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero; después de tan bien servida la corona de su rey verdadero: después de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta, en la su villa de Ocaña vino la muerte a llamar a su puerta, diciendo: «Buen caballero, dejad el mundo engañoso y su halago; vuestro corazón de acero, muestre su esfuerzo famoso en este trago; y pues de vida y salud hicisteis tan poca cuenta por la fama, esfuércese la virtud para sufrir esta afrenta que os llama. No se os haga tan amarga la batalla temerosa que esperáis, pues otra vida más larga de la fama glorïosa acá dejáis, (aunque esta vida de honor tampoco no es eternal ni verdadera); mas, con todo, es muy mejor que la otra temporal perecedera. El vivir que es perdurable no se gana con estados mundanales, ni con vida deleitable en que moran los pecados infernales; mas los buenos religiosos gánanlo con oraciones y con lloros; los caballeros famosos, con trabajos y aflicciones contra moros. Y pues vos, claro varón, tanta sangre derramasteis de paganos, esperad el galardón que en este mundo ganasteis por las manos; y con esta confianza y con la fe tan entera que tenéis, partid con buena esperanza, que esta otra vida tercera ganaréis.» «No tengamos tiempo ya en esta vida mezquina por tal modo, que mi voluntad está conforme con la divina para todo; y consiento en mi morir con voluntad placentera, clara y pura, que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura. Oración: Tú, que por nuestra maldad, tomaste forma servil y bajo nombre; tú, que a tu divinidad juntaste cosa tan vil como es el hombre; tú, que tan grandes tormentos sufriste sin resistencia en tu persona, no por mis merecimientos, mas por tu sola clemencia me perdona.» Fin: Así, con tal entender, todos sentidos humanos conservados, cercado de su mujer y de sus hijos y hermanos y criados, dio el alma a quien se la dio (en cual la dio en el cielo en su gloria), que aunque la vida perdió dejónos harto consuelo de memoria.
 

Si tú me olvidas PABLO NERUDA..


QUIERO que sepas una cosa. Tú sabes cómo es esto: si miro la luna de cristal, la rama roja del lento otoño en mi ventana, si toco junto al fuego la impalpable ceniza o el arrugado cuerpo de la leña, todo me lleva a ti, como si todo lo que existe, aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan hacia las islas tuyas que me aguardan. Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejaré de quererte poco a poco. Si de pronto me olvidas no me busques, que ya te habré olvidado. Si consideras largo y loco el viento de banderas que pasa por mi vida y te decides a dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día, a esa hora levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra. Pero si cada día, cada hora sientes que a mí estás destinada con dulzura implacable. Si cada día sube una flor a tus labios a buscarme, ay amor mío, ay mía, en mí todo ese fuego se repite, en mí nada se apaga ni se olvida, mi amor se nutre de tu amor, amada, y mientras vivas estará en tus brazos sin salir de los míos.

sábado, 27 de agosto de 2011

cinco siete... tic tac


Los días avanzan y yo no logro caminar al mismo paso que tu vas..

A veces me pregunto qué hice mal o porqué, ya nada es igual?

Los días se han vuelto rutinarios y tú no haces nada, solo reclamas y te haces el cool, culpándome de todo, haciéndote parecer la pobre victima de la situación.

Hace una año o tal vez más, los días estaban llenos de arcoíris y hasta las nubes eran felices, no importaba si teníamos que compartir una sopaipilla o esperar eternas horas para poder tener 15 minutos juntos, hoy siempre estás ocupado y no existe la ley de mínimo esfuerzo, si la respuesta es no, te quedas con eso y prefieres compartir con tú mamá o tus hermanos antes que conmigo,

¿Hace cuanto tiempo no vamos al cine? ¿Hace cuanto tiempo no caminamos juntos? ¿Hace cuanto tiempo no dormimos siestas? ¿Hace cuanto tiempo no me extrañas?

En qué momento todo se convirtió en rutina, en qué momento deje de ser lo que más amabas en la vida, en qué momento deje ser tu mayor orgullo y pase a hacer la bruja?

Mi cabeza está llena de preguntas que tú no puedes responder, porque probablemente te de lata y prefieras seguir en tu cómodo sillón. Tus respuestas son siempre las mismas “déjate de webiar” “ándate a la chucha” “ya y que más”. He caminado la parte más difícil sin ti, sin hacerte cargo de tus responsabilidades, y no me importo, me acostumbre a los dolores sola, sin ningún brazo que apretar cuando ya no aguantaba el dolor, solo sé que ya nada es igual y si este es el nuevo nivel de juego yo no estoy dispuesta a jugarlo, porque me está haciendo daño y tú no te logras dar cuenta. Me has hecho sentirme el insecto menos importante del reino animal, y ni siquiera así te logras dar cuenta que me está pasando, tus días sin mi son distintos, al parecer están llenos de buenos momentos en los cuales yo no comparto ningún rol, ya que están todos los papeles ocupados.

Me estoy cansando de buscarte, para que solo me encuentres y te sirva en el rol menos importante, ya que es la única necesidad que tienes al no verme, las demás cosas pasan por alto.

Ya no te importa el cómo amanecí o como me siento? Ya ni siquiera tienes tan claro cuáles son mis ramos o a qué hora salgo de clases, y sabes porqué? Porqué ya no me necesitas y de a poco yo también te estoy dejando de necesitar… Si yo no hago esfuerzos tú tampoco estás dispuesto hacerlos, yo ya me cansé de hacer todo y tu nada..

Yo necesitaba que ahora más que nunca fueras mi contenedor y me las he tenido que bancar sola, cada dolor, cada reto, cada pregunta, todo sola y tú? Preocupado de qué? Yo no sé , ya que hace tiempo yo deje de ser una de tus preocupaciones.

Yo no estoy dispuesta a tener un pololo imaginario que solo me busque cuando tiene ganas y no precisamente de verme. Que solo me ame cuando este triste y necesite un abrazo, o cuando el mundo no lo entiende, y a mi quien me ama? Cuando tengo pena o cuando necesito un abrazo o cuando los dolores no me dejan caminar y tengo que inventar mi mejor sonrisa para que nadie note lo mal que me siento y lo mucho que te necesito..

Quiero respuestas y las tuyas ya las conozco todas, “para mí un tiempo es como terminar” “si terminamos es para siempre” “quieres llamar la atención” “seguramente te querí comer algún weón” . Y la verdad es que yo estoy intentando estar mejor y tu no me ayudas en nada.

T e amo pero ya no sé si es suficiente para soportar todo esto…

viernes, 24 de junio de 2011

Mini cuentos Augusto Monterroso

El espejo que no podía dormir

Augusto Monterroso

Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.




El dinosaurio

Augusto Monterroso

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

El burro y la flauta

Augusto Monterroso

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.

Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.


La honda de David

Había una vez un niño llamado David N., cuya puntería y habilidad en el manejo de la resortera despertaba tanta envidia y admiración en sus amigos de la vecindad y de la escuela, que veían en él -y así lo comentaban entre ellos cuando sus padres no podían escucharlos- un nuevo David.

Pasó el tiempo

Cansado del tedioso tiro al blanco que practicaba disparando sus guijarros contra latas vacías o pedazos de botella, David descubrió que era mucho más divertido ejercer contra los pájaros la habilidad con que Dios lo había dotado, de modo que de ahí en adelante la emprendió con todos los que se ponían a su alcance, en especial contra Pardillos, Alondras, Ruiseñores y Jilgueros, cuyos cuerpecitos sangrantes caían suavemente sobre la hierba, con el corazón agitado aún por el susto y la violencia de la pedrada.

David corría jubiloso hacia ellos y los enterraba cristianamente.

Cuando los padres de David se enteraron de esta costumbre de su buen hijo se alarmaron mucho, le dijeron que qué era aquello, y afearon su conducta en términos tan ásperos y convincentes que, con lágrimas en los ojos, él reconoció su culpa, se arrepintió sincero y durante mucho tiempo se aplicó a disparar exclusivamente sobre los otros niños.

Dedicado años después a la milicia, en la Segunda Guerra Mundial David fue ascendido a general y condecorado con las cruces más altas por matar él solo a treinta y seis hombres, y más tarde degradado y fusilado por dejar escapar con vida una Paloma mensajera del enemigo.


La oveja negra

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

Epitafio encontrado en el cementerio
Monte Parnaso de San Blas, S.B.



Escribió un drama: dijeron que se creía Shakespeare;

Escribió una novela: dijeron que se creía Proust;

Escribió un cuento: dijeron que se creía Chejov;

Escribió una carta: dijeron que se creía Lord Chesterfield;

Escribió un diario: dijeron que se creía Pavese;

Escribió una despedida: dijeron que se creía Cervantes;

Dejo de escribir: dijeron que se creía Rimbaud;

Escribió un epitafio: dijeron que se creía difunto.

Un día de estos Gabriel García Marquez

Un día de estos.

Gabriel García Márquez

El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin título y buen madrugador, abrió su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.

Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación, pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.

Después de la ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.

-- Papá.

-- Qué

-- Dice el alcalde que si le sacas una muela.

-- Dile que no estoy aquí.

Estaba puliendo un diente de oro. Lo retiró a la distancia del brazo y lo examinó con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvió a gritar su hijo.

-- Dice que sí estás porque te está oyendo.

El dentista siguió examinando el diente. Sólo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:

-- Mejor.

Volvió a operar la fresa. De una cajita de cartón donde guardaba las cosas por hacer, sacó un puente de varias piezas y empezó a pulir el oro.

-- Papá.

-- Qué.

Aún no había cambiado de expresión.

-- Dice que si no le sacas la mela te pega un tiro.

Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dejó de pedalear en la fresa, la retiró del sillón y abrió por completo la gaveta inferior de la mesa. Allí estaba el revólver.

-- Bueno --dijo--. Dile que venga a pegármelo.

Hizo girar el sillón hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareció en el umbral. Se había afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, tenía una barba de cinco días. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperación. Cerró la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:

-- Siéntese.

-- Buenos días --dijo el alcalde.

-- Buenos --dijo el dentista.

Mientras hervían los instrumentos, el alcalde apoyó el cráneo en el cabezal de la silla y se sintió mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal, y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sintió que el dentista se acercaba, el alcalde afirmó los talones y abrió la boca.

Don Aurelio Escovar le movió la cabeza hacia la luz. Después de observar la muela dañada, ajustó la mandíbula con una presión cautelosa de los dedos.

-- Tiene que ser sin anestesia --dijo.

-- ¿Por qué?

-- Porque tiene un absceso.

El alcalde lo miró en los ojos.

-- Esta bien --dijo, y trató de sonreír. El dentista no le correspondió. Llevó a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sacó del agua con unas pinzas frías, todavía sin apresurarse. Después rodó la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdió de vista.

Era una cordal inferior. El dentista abrió las piernas y apretó la muela con el gatillo caliente. El alcalde se aferró a las barras de la silla, descargó toda su fuerza en los pies y sintió un vacío helado en los riñones, pero no soltó un suspiro. El dentista sólo movió la muñeca. Sin rencor, mas bien con una marga ternura, dijo:

-- Aquí nos paga veinte muertos, teniente.

El alcalde sintió un crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no suspiró hasta que no sintió salir la muela. Entonces la vio a través de las lágrimas. Le pareció tan extraña a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desabotonó la guerrera y buscó a tientas el pañuelo en el bolsillo del pantalón. El dentista le dio un trapo limpio.

-- Séquese las lágrimas --dijo.

El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telaraña polvorienta con huevos de araña e insectos muertos. El dentista regresó secándose. "Acuéstese --dijo-- y haga buches de agua de sal." El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.

-- Me pasa la cuenta -dijo.

-- ¿A usted o al municipio?

El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica:

-- Es la misma vaina.

sin ganas.

A veces pienso el por qué ya no tengo ganas de escribir?
será el tiempo, o la falta de inspiración?
Hace mucho no siento esas ganas locas de sentarme a expresar, hace mucho tiempo
no me doy el tiempo de escribir, solo por escribir...
La universidad me esta pasando la cuenta y ya no siento ganas de escribir
aunque ahora más que nunca tengo mil motivos para escribir...
Ya vendrán tiempos mejores donde si existan tiempos para escribir..
por ahora comienzo a vivir mi última semana del terror del semestre..

lunes, 6 de junio de 2011

cuatro ojos...

Desde ahora seré la cuatro ojos...
Jamás pensé que este día llegaría, pero sí necesito lentes de forma urgente..
Ahora seré una verdadera intelectual, algo nerd, pero intelectual al fin..
Quiero seguir siendo popular, sin gafas que usar!!!

lunes, 16 de mayo de 2011

Los pocillos, Mario Benedetti

Los pocillos eran seis: dos rojos, dos negros, dos verdes, y además importados, irrompibles, modernos. Habían llegado como regalo de Enriqueta, en el último cumpleaños de Mariana, y desde ese día el comentario de cajón había sido que podía combinarse la taza de un color con el platillo de otro. "Negro con rojo queda fenomenal", había sido el consejo estético de Enriqueta. Pero Mariana, en un discreto rasgo de independencia, había decidido que cada pocillo sería usado con su plato del mismo color.

"El café ya está pronto. ¿Lo sirvo?", preguntó Mariana. La voz se dirigía al marido, pero los ojos estaban fijos en el cuñado. Este parpadeó y no dijo nada, pero José Claudio contestó: "Todavía no. Esperá un ratito. Antes quiero fumar un cigarrillo." Ahora sí ella miró a José Claudio y pensó, por milésima vez, que aquellos ojos no parecían de ciego.

La mano de José Claudio empezó a moverse, tanteando el sofá. "¿Qué buscás?", preguntó ella. "El encendedor." "A tu derecha." La mano corrigió el rumbo y halló el encendedor. Con ese temblor que da el continuado afán de búsqueda, el pulgar hizo girar varias veces la ruedita, pero la llama no apareció. A una distancia ya calculada, la mano izquierda trataba infructuosamente de registrar la aparición del calor. Entonces Alberto encendió un fósforo y vino en su ayuda. "¿Por qué no lo tirás?" dijo, con una sonrisa que, como toda sonrisa para ciegos, impregnaba también las modulaciones de la voz. "No lo tiro porque le tengo cariño. Es un regalo de Mariana."

Ella abrió apenas la boca y recorrió el labio inferior con la punta de la lengua. Un modo como cualquier otro de empezar a recordar. Fue en marzo de 1953, cuando él cumplió 35 años y todavía veía. Habían almorzado en casa de los padres de José Claudio, en Punta Gorda, habían comido arroz con mejillones, y después se habían ido a caminar por la playa. El le había pasado un brazo por los hombros y ella se había sentido protegida, probablemente feliz o algo semejante. Habían regresado al apartamento y él la había besado lentamente, morosamente, como besaba antes. Habían inaugurado el encendedor con un cigarrillo que fumaron a medias. Ahora el encendedor ya no servía. Ella tenía poca confianza en los conglomerados simbólicos, pero, después de todo, ¿qué servía aún de aquella época?

"Este mes tampoco fuiste al médico", dijo Alberto.

"No."

"¿Querés que te sea sincero?"

"Claro."

"Me parece una idiotez de tu parte."

"¿Y para qué voy a ir? ¿Para oirle decir que tengo una salud de roble, que mi hígado funciona admirablemente, que mi corazón golpea con el ritmo debido, que mis intestinos son una maravilla? ¿Para eso querés que vaya? Estoy podrido de mi notable salud sin ojos."

La época anterior a la ceguera, José Claudio nunca había sido especialista en la exteriorización de sus emociones, pero Mariana no se ha olvidado de cómo era ese rostro antes de adquirir esta tensión, este resentimiento. Su matrimonio había tenido buenos momentos, eso no podía ni quería ocultarlo. Pero cuando estalló el infortunio, él se había negado a valorar su amparo, a refugiarse en ella. Todo su orgullo se concentró en un silencio terrible, testarudo, un silencio que seguía siendo tal, aún cuando se rodeara de palabras. José Claudio había dejado de hablar de sí.

"De todos modos debería ir", apoyó Mariana. "Acordate de lo que siempre te decía Menéndez."

"Cómo no, que me acuerdo: Para Usted No Está Todo Perdido. Ah, y otra frase famosa: La Ciencia No Cree en Milagros.

Yo tampoco creo en milagros." "¿Y por qué no aferrarte a una esperanza? Es humano."

"¿De veras?" Habló por el costado del cigarrillo.

Se había escondido en sí mismo. Pero Mariana no estaba hecha para asistir, simplemente para asistir, a un reconcentrado. Mariana reclamaba otra cosa. Una mujercita para ser exigida con mucho tacto, eso era. Con todo, había bastante margen para esa exigencia; ella era dúctil. Toda una calamidad que él no pudiese ver; pero esa no era la peor desgracia. La peor desgracia era que estuviese dispuesto a evitar, por todos los medios a su alcance, la ayuda de Mariana. El menospreciaba su protección. Y Mariana hubiera querido -sinceramente, cariñosamente, piadosamente- protegerlo.

Bueno, eso era antes; ahora no. El cambio se había operado con lentitud. Primero fue un decaimiento de la ternura. El cuidado, la atención, el apoyo, que desde el comienzo estuvieron rodeados de un halo constante de cariño, ahora se habían vuelto mecánicos. Ella seguía siendo eficiente, de eso no cabía duda, pero no disfrutaba manteniéndose solícita. Después fue un temor horrible frente a la posibilidad de una discusión cualquiera. El estaba agresivo, dispuesto siempre a herir, a decir lo más duro, a establecer su crueldad sin posible retroceso. Era increíble cómo hallaba a menudo, aún en las ocasiones menos propicias, la injuria refinadamente certera, la palabra que llegaba hasta el fondo, el comentario que marcaba a fuego. Y siempre desde lejos, desde muy atrás de su ceguera, como si ésta oficiara de muro de contención para el incómodo estupor de los otros.

Alberto se levantó del sofá y se acercó al ventanal.

"Que otoño desgraciado", dijo, "¿Te fijaste?" La pregunta era para ella.

"No", respondió José Claudio. "Fijate vos por mí."

Alberto la miró. Durante el silencio, se sonrieron. Al margen de José Claudio, y sin embargo, a propósito de él. De pronto Mariana supo que se había puesto linda. Siempre que miraba a Alberto se ponía linda. El se lo había dicho por primera vez la noche del 23 de abril del año pasado, hacía exactamente un año y ocho días: una noche en que José Claudio le había gritado cosas muy feas, y ella había llorado, desalentada, torpemente triste, durante horas y horas, es decir, hasta que había encontrado el hombro de Alberto y se había sentido comprendida y segura. ¿De dónde extraería Alberto esa capacidad para entender a la gente? Ella estaba con él, o simplemente lo miraba, y sabía de inmediato que él la estaba sacando del apuro. "Gracias", había dicho entonces. Y todavía ahora la palabra llegaba a sus labios directamente desde su corazón, sin razonamientos intermediarios, sin usura. Su amor hacia Alberto había sido en sus comienzos gratitud, pero eso (que ella veía con toda nitidez) no alcanzaba a depreciarlo. Para ella, querer había sido siempre un poco agradecer y otro poco provocar la gratitud. A José Claudio, en los buenos tiempos, le había agradecido que él, tan brillante, tan lúcido, tan sagaz, se hubiera fijado en ella, tan insignificante. Había fallado en lo otro, en eso de provocar la gratitud, y había fallado tan luego en la ocasión más absurdamente favorable, es decir, cuando él parecía necesitarla más.

A Alberto, en cambio, le agradecía el impulso inicial, la generosidad de ese primer socorro que la había salvado de su propio caos, y, sobre todo, ayudado a ser fuerte. Por su parte, ella había provocado su gratitud, claro que sí. Porque Alberto era un alma tranquila, un respetuoso de su hermano, un fanático del equilibrio, pero también, y en definitiva, un solitario. Durante años y años, Alberto y ella habían mantenido una relación superficialmente cariñosa, que se detenía con espontánea discreción en los umbrales del tuteo y sólo en contadas ocasiones dejaba entrever una solidaridad algo más profunda. Acaso Alberto envidiara un poco la aparente felicidad de su hermano, la buena suerte de haber dado con una mujer que él consideraba encantadora. En realidad, no hacía mucho que Mariana había obtenido a confesión de que la imperturbable soltería de Alberto se debía a que toda posible candidata era sometida a una imaginaria y desventajosa comparación.

"Y ayer estuvo Trelles", estaba diciendo José Claudio, "a hacerme la clásica visita adulona que el personal de la fábrica me consagra una vez por trimestre. Me imagino que lo echarán a la suerte y el que pierde se embroma y viene a verme."

"También puede ser que te aprecien", dijo Alberto, "que conserven un buen recuerdo del tiempo en que los dirigías, que realmente estén preocupados por tu salud. No siempre la gente es tan miserable como te parece de un tiempo a esta parte."

"Qué bien. Todos los días se aprende algo nuevo." La sonrisa fue acompañada de un breve resoplido, destinado a inscribirse en otro nivel de ironía.

Cuando Mariana había recurrido a Alberto en busca de protección, de consejo, de cariño, había tenido de inmediato la certidumbre de que a su vez estaba protegiendo a su protector, de que él se hallaba tan necesitado de amparo como ella misma, de que allí, todavía tensa de escrúpulos y quizás de pudor, había una razonable desesperación de la que ella comenzó a sentirse responsable. Por eso, justamente, había provocado su gratitud, por no decírselo con todas las letras, por simplemente dejar que él la envolviera en su ternura acumulada de tanto tiempo atrás, por sólo permitir que él ajustara a la imprevista realidad aquellas imágenes de ella misma que había hecho transcurrir, sin hacerse ilusiones, por el desfiladero de sus melancólicos insomnios. Pero la gratitud pronto fue desbordada. Como si todo hubiera estado dispuesto para la mutua revelación, como si sólo hubiera faltado que se miraran a los ojos para confrontar y compensar sus afanes, a los pocos días lo más importante estuvo dicho y los encuentros furtivos menudearon. Mariana sintió de pronto que su corazón se había ensanchado y que el mundo era nada más que eso: Alberto y ella.

"Ahora sí podés calentar el café", dijo José Claudio, y Mariana se inclinó sobre la mesita ratona para encender el mecherito. Por un momento se distrajo contemplando los pocillos. Sólo había traído tres, uno de cada color. Le gustaba verlos así, formando un triángulo.

Después se echó hacia atrás en el sofá y su nuca encontró lo que esperaba: la mano cálida de Alberto, ya ahuecada para recibirla. Qué delicia, Dios mío. La mano empezó a moverse suavemente y los dedos largos, afilados, se introdujeron por entre el pelo. La primera vez que Alberto se había animado a hacerlo, Mariana se había sentido terriblemente inquieta, con los músculos anudados en una dolorosa contracción que le había impedido disfrutar de la caricia. Ahora no. Ahora estaba tranquila y podía disfrutar. Le parecía que la ceguera de José Claudio era una especie de protección divina.

Sentado frente a ellos, José Claudio respiraba normalmente, casi con beatitud. Con el tiempo, la caricia de Alberto se había convertido en una especie de rito y, ahora mismo, Mariana estaba en condiciones de aguardar el movimiento próximo y previsto. Como todas las tardes, la mano acarició el pescuezo, rozó apenas la oreja derecha, recorrió lentamente la mejilla y el mentón. Finalmente se detuvo sobre los labios entreabiertos. Entonces ella, como todas las tardes, besó silenciosamente aquella palma y cerró por un instante los ojos. Cuando los abrió, el rostro de José Claudio era el mismo. Ajeno, reservado, distante. Para ella, sin embargo, ese momento incluía siempre un poco de temor. Un temor que no tenía razón de ser, ya que en el ejercicio de esa caricia púdica, riesgosa, insolente, ambos habían llegado a una técnica tan perfecta como silenciosa.

"No lo dejes hervir", dijo José Claudio.


La mano de Alberto se retiró y Mariana volvió a inclinarse sobre la mesita. Retiró el mechero, apagó la llamita con la tapa de vidrio, llenó los pocillos directamente desde la cafetera.

Todos los días cambiaba la distribución de los colores. Hoy sería el verde para José Claudio, el negro para Alberto, el rojo para ella. Tomó el pocillo verde para alcanzárselo a su marido, pero antes de dejarlo en sus manos, se encontró con la extraña, apretada sonrisa. Se encontró además, con unas palabras que sonaban más o menos así: "No, querida. Hoy quiero tomar en el pocillo rojo."


Sin tiempo, intento no correr y de esa forma el tiempo no avanzara...
Intentando ser, quien deje de ser, por culpa de un par de diagnósticos que no quería saber...
Hoy todo parece normal, o por lo menos intento de que así sea..
VIDA NORMAL, VEN POR MI...

jueves, 28 de abril de 2011

CUANDO YO NO ERA POETA... JORGE TEILLIER =)

Cuando yo no era poeta
por broma dije que lo era.

Yo no había escrito ningun verso
pero admiraba el sombrero alón
del poeta del pueblo.

Una mañana me encontré en la calle con mi vecina.
Ella me preguntó si de verdad era poeta.
Ella tenía catorce años.

Esa vez llevaba un ramo de ilusiones.
Despues una anémona en el pelo.
La tercera vez un gladiolo entre los labios.
La cuarta vez no llevaba ninguna flor,
yo le pregunte el significado de eso a las flores de la plaza
que no supieron responderme.

Ella había traducido para mí poemas de Ferdinand von Saar.
Yo no le dí nada a cambio.
No quería desprenderme ni de una hoja de cuaderno.

Sus ojos disparaban balas de amor calibre 44.
Eso me daba insomnio.
Me encerré mucho tiempo en mi pieza.

Cuando salí la halle en la plaza y no me saludo.
Volví a mi casa y escribí mi primer poema.

martes, 26 de abril de 2011

Un ingenioso Hidalgo

Cuando me dijeron que debía leer el Quijote de la mancha, debo asumir que sentí miedo al recordar aquel libro gigante que se encontraba en mi casa y que mi profesor de literatura decía enfáticamente que él no quería que estudiantes de segundo año de pedagogía media en lenguaje leyeran el resumen del resumen.

Hoy cuando ya me he familiarizado con el tema y el Quijote me ha hecho pasar muy buenos momentos, debo decir que me encanta, que su inocencia o ingenuidad me llenan los días de risas, que sus explicaciones básicas sobres las cosas obvias como por ejemplo el nombre de su caballo “rocinantes” porque se llama así? Porque antes ya era un rocín, entonces ahora es un “ROCINANTES” o el eterno amor a su dulcinea del toboso, que aunque el mundo le dijiera que le faltaba un ojo, un brazo para él seguía siendo una princesa que el debía rescatar. Su vecino y leal amigo sancho panza quien a ratos llenaba el libro de cordura (muy poco necesaria) donde intentaba hacer que don Alfonso Quijada lograra ver que los gigantes eran molinos de viento inofensivos.

Toda la historia comienza porque don Alfonso Quijada según el mundo se volvió loco luego de leer muchos libros sobre caballeros andantes y su sobrina , el cura, el barbero y su ama de llaves deciden quemar sus libros y justificar todo como que un hechicero (y no los de Selena Gómez) maligno los hizo desaparecer.

Recién voy en el capítulo XX y me quedan otros XXXII por terminar la primera parte del libro y estoy maravillada, a veces me gustaría convertirme en una “caballera andante” y luchar por causas creadas en mi mente para justificar cosas injustificadas y defenderme de los molinos de vientos que a mí también a veces me parecen gigantes malignos contra mi.

En un mundo de locos donde que se creen cuerdos, el único cuerdo pasa hacer loco

miércoles, 20 de abril de 2011

Ojos con miedo

Me miro al espejo y no me reconozco, siento miedo y no lo puedo evitar, no me atrevo a dormir y que ya sea mañana, no quiero más malas noticias en mi vida, he decidido que ya es suficiente que es momento de sonreír y no mirar más atrás, pero el miedo me inunda y no está la O.N.E.M.I para decir que estoy en estado de alerta. ¿no entiendo, porqué quiero llorar? ¿por qué estoy tan asustada? Quiero gritaaaaar que siento miedo, que ya no puedo más , pero en el fondo sé que puedo más que esto es solo un paso un pequeño paso para construir un futuro mejor, no sé que mierda me pasa…. MIEDO MIEDO MIEDO MIEDO MIEDO!!!! Y no se va de acá, no quiero que sea mañana ya no quiero nada más, solo quiero una vida normal, es mucho pedir?

domingo, 17 de abril de 2011

DIAGNOSTICO RESERVADO..

Eso es lo que dice mi certificado de éxamenes... quien tan reservado es, no lo sé... muchas palabras raras que ni todos mis años de medicina autodidacta me hacen comprender y al final dice "diagnostico reservado"... no sé que significa y no sé si quiero saber... no estoy lista o si lo estoy?
Hoy será una larga noche, de pensamientos nocturnos y miedos fantasmas...
No le tengo miedo a los fantasmas, tal vez no a todos, quiero a mis fantasmas, los míos propios lo que no son de nadie más que mios, los necesito conmigo ahora!!!!

IF YOU EVER FEEL NEGLECTED,
IF YOU EVER THINK ALL IS LOST,
I'LL BE COUNTING UP MY DEMONS, YEAH,
HOPING EVERYTHING'S NOT LOST,
EVERYTHING'S NOT LOST,

WHEN I COUNTED UP MY DEMONS.
I FOUND THERE WAS ONE FOR EVERY DAY,
WITH THE GOOD ONES ON MY SHOULDER,
I DROVE THE OTHER ONES AWAY.

IF YOU EVER FEEL NEGLECTED,
IF YOU THINK ALL IS LOST,
I'LL BE COUNTING UP MY DEMONS, YEAH,
HOPING EVERYTHING'S NOT LOST.

WHEN YOU THOUGHT THAT IT WAS OVER,
YOU COULD FEEL IT ALL AROUND,
EVERYBODY'S OUT TO GET YOU,
DON'T YOU LET IT DRAG YOU DOWN.

'COS IF YOU EVE FEEL NEGLECTED,
IF YOU THINK THAT ALL IS LOST,
I'LL BE COUNTING UP MY DEMONS, YEAH
HOPING EVERYTHING'S NOT LOST

SINGING OUT OH YEAH (x3)

EVERYTHING'S NOT LOST,
COME ON YEAH, OH YEAH, COME ON YEAH,
EVERYTHING'S NOT LOST,

OH YEAH, OH YEAH, OH YEAH
EVERYTHING'S NOT LOST,
COME ON YEAH, OH YEAH,
COME ON YEAH X2
OH YEAH, COME ON YEAH,

EVERYTHING'S NOT LOST
SING OUT YEAH
COME ON YEAH X2
EVERYTHING'S NOT LOST
COME ON YEAH, OH YEAH
SING OUT YEAH
EVERYTHING'S NOT LOST

jueves, 14 de abril de 2011

FANTABULOSO

Ya es jueves, que fantabulosoooo... Llega el fin de semana más esperado de la vida...
Sin nada que estudiar, sólo tiempo para pololear.... y tal vez algún karaoke de la fraternidad o otro asado de la discordia no lo sé... pero eso ya es parte de la semana pasada es decir ya es historia.. Fin de semana voy por ti....

lunes, 11 de abril de 2011

Mirando la muralla

Cuantas cara como esta, abran visto esta muralla?
cuantas caras de aburrimiento sin sentido?
cuantas caras de preocupación?
cuantas caras de ya no puedo más?
me siento frente a la muralla de la biblioteca, y la miro y entiendo que cada mancha que posee, es de algún desposeído, que dejo su marca en la muralla.
Sentada frente a la muralla, buscando respuestas que no encontrare, por que no son respuestas sobre la teoría, si no más bien de la práctica.

domingo, 10 de abril de 2011

Sale el sol

Como dijo Shakira....

Y un día después de la tormenta, Cuándo menos piensas sale el sol,De tanto sumar pierdes la cuenta
Porque uno y uno no siempre son dos, Cuándo menos piensas sale el sol....
Cuándo menos piensas sale el sol...

La media personalidad 2.0 xD

Jamás sentí vergüenza de mi personalidad y menos ahora, cuando amo, amo con la vida y si tengo que gritarle al mundo entero que esta equivocado, lo hago, sin medir consecuencias.
Hoy no me siento mal por mi, si no por él, mi otra mitad o como dirían algunos mi otro yo, por eso me siento mal, pero parece que acá solo yo me siento mal, porque no visualizo a nadie más con con cuestionamientos nocturnos.
No solo canto y bailo, también digo lo que pienso. Si eso es tener la media personalidad xD, lo asumo la tengo, porqué te molesta tanto? porque digo todo lo que tu no puedes? vestir zapatos de un color distinto a tu traje, te hace ser cool , pero no te hace tener la media personalidad. Ya deberias haber aprendido que no te hace ver bien, quedar bien con todo el mundo, por que no todo el mundo estará contigo siempre, pensé que ya lo habías entendido y si no lo entendiste hace un poco de memoria, tal vez te sirva de algo.

TRES ÁRBOLES DE PLÁSTICO

Miro a mi alrededor y casi todo es plástico, me pregunto el por qué y la verdad es que no sé bien si es un buen material o es muy barato y por eso todo es plástico. Conozco tres árboles de plástico, pero no es cualquier plástico es el más resistente de todo el mercado plasteril, a veces creí que eran árboles de verdad, de esos que hay en los parques, de esos que sufren con el otoño y el invierno y alegran el paisaje en primavera y en verano nos permiten tener sombra, eran perfectos hasta que descubrí que eran plásticos, y no sé si eso es bueno o malo, he intentado clasificarlo como malo, pero siempre les encuentro alguna ventaja sobre los árboles reales, tal vez ya no se cual es el real y cuál es el ficticio, tal vez ya no me parece extraño que no sufra ningún cambio, tal vez el árbol de plástico ya es parte de lo que yo creo real y verdadero.

No sé si es bueno o no, tener arboles de plástico cerca, sé que no les pasara nada mientras no se expongan al fuego, pero estuvimos en un incendio y no sé cuál es el estado de mis árboles ahora, se derritieron los perdí, ya no queda nada de ellos? O están intactos?. Mis ojos sintieron humo y lo mejor fue arrancar, y no ver como todo se quemaba, no estoy dispuesta a ver como todo se quemo, porque eso le pasa a las cosas de plástico con el fuego, se derriten y nunca más vuelven a ser lo mismo. Si son lo mismo o no, ahora tengo dudas y no soy capaz de comprobar si aún están ahí o ya son parte de una historia terminada por un incendio.

Árboles de plástico, verdes por siempre, con hojas todo el año, y dispuesto a dar sombra para cuando sientas calor, hay días que me alegran y otros acompañan mi tristeza, ahora no me acompañan no sé bien, si se sienten igual que yo o tal vez mejor, quizás tampoco les ocurrió nada y están intactos dispuesto a darme sombra y no preguntarme ni cuestionarme nada, sólo cumplir su rol de protegerme del sol. No quiero pensar que ya no están, pero si no están ya no volveré a querer más árboles de plástico, preferiré árboles reales, a los que sin importar que pase siempre estará la opción de regarlos darles abonos y vitaminas y volverán a crecer, esa es la única ventaja que tienen los árboles reales, que siempre vuelven a crecer, sin importar que tan fuerte haya sido el incendio.

sábado, 9 de abril de 2011

LA GUINDA DE LA TORTA

Era la torta más linda que jamás nadie haya visto, tres hermosos pisos cada uno con sus respectivo sabores, el primer piso de chocolate a todos les gusta el chocolate, pero siempre hay excepciones como los alérgicos o intolerantes al chocolate ya sea porque es muy amargo o tiene muchas calorías, no a todos les cae bien el chocolate , aunque a veces no sepa definir que tipo de chocolate es, me agradaba que estuviese ahí, la segunda capa era un sabor agridulce, o sea un poco de esto y un poco de aquello, para que lo entiendan algo así como una bisexualidad de sabor, aunque el biscocho insistía que su sabor no tenía nada de bisexual, y era un sabor por si solo se definía como agridulce, y la tercera parte de la torta era de limón, pero este biscocho estaba acompañado de una linda guinda que se sentía tan parte de esa torta como cualquiera de los tres biscochos, pero un día uno de los pilares de la torta se deslizo y la guinda se cayo al mirar la torta desde afuera se dio cuenta que ella no pertenecía a ese lugar, que solo era decoración, que ella no marcaba ni marcaría un precedente dentro del pastel, y cuando se vio abajo del pastel comenzó a mirar a su alrededor y se dio cuenta que la altura donde estaba ubicada en el pastel, no le permitía ver bien la realidad, al mirar de abajo el pastel descubrió que ella no pertenecía, que tarde o temprano desaparecería igual y decidió bajar de la mesa donde se encontraba y buscar un nuevo lugar, pero antes miro hacia atrás y descubrió que la torta que había sido su hogar y familia comenzaba a caer y caer, hasta tal punto que ya nadie identificara que los sabores. La guinda decidió no volver a decorar ninguna torta, y tampoco volver a ayudar a construir nuevamente lo que había sido su familia y su hogar por tanto tiempo.

MARCAS QUE MARCAN..

Un día un hijo le pregunta a su papá, que debo hacer para ser la mejor persona de este mundo, es quiere decir, un tipo justo, solidario y empático, además de un buen amigo, su padre le contesta, cada vez que hagas sentir mal a alguien, martilla un clavo en tu puerta, al preguntarle porqué este a su padre, le dijo, sólo martilla la puerta. y el hijo comenzó todos los días a poner 2 o 3 clavos en su puerta, hasta que un día no caían más clavos, el hijo se acerca al padre y le dice “ya papá ahora soy el mejor, en mi puerta no caen más clavos”, entonces el papá le dice ahora lo que debes hacer para ser el mejor es, cada vez que cometas un error y lo asumas o pidas disculpa por alguna fea reacción, saca un clavo de tu puerta, al comienzo le pareció difícil, habían semanas enteras donde no era capaz de sacar ningún clavo, pero un día saco el último clavo y se acerco nuevamente donde su padre y le dijo “ya papá ahora sí soy el mejor, mi puerta no tiene clavos, los saque todos”. EL PADRE CONTESTA, NO ERES EL MEJOR, PARA SER EL MEJOR JAMÁS DEBISTE HABER MARTILLADO NINGUN CLAVO, DE QUÉ TE SIRVIÓ SACARLOS, SI LA PERFORACIÓN DEL CLAVO SEGUIRA EN TU PUERTA, COMO LA PERFORACIÓN DE TUS PALABRAS SEGUIRÁ ESTANDO AHÍ, MARCADA A CADA UNA DE LAS PERSONAS QUE LASTIMASTE, ENTONCES EL NIÑO DESESPERADO LE DICE A SU PADRE ENTONCES QUR HAGO AHORA, Y ESTE CONTESTA AHORA NADA, SOLO RECIBE LO QUE SEMBRASTE Y NO VUELVAS A DEJAR TANTAS MARCAS EN LA PUERTA.


MI PRIMER PROTAGÓNICO

Yo estuve en primera fila de la peor obra que he visto, mire con atención y me pareció injusto dos contra uno, así que salte las medidas de seguridad y llegue al escenario y adivinen, me convertí en la actriz protagónica. Tal vez hice el ridículo y o quizás pensaron que estaba buscando mi minuto de fama, pues lo conseguí pero de la mejor forma, a través de defender lo que me parece justo, tal vez yo no sé mucho de defensas, pero no necesito ser un erudito en el tema para defender a lo que más amo en la vida.

Sabes cómo se llamaba la obra? Yo no alcance a preguntar el nombre, por lo mismo no he hecho comentarios al respecto, porque fue tan rápido como llegue a la fama, que olvide preguntar cuál era el nombre. La vida es rara, y no sé si estaba preparada para un protagónico, creo que por mi culpa el director cambio el sentido original y lo transformo para que yo brillara como nadie, y ahora no sé si soy la bruja mala o la linda y noble princesa que a todos ayuda, y todos admiran y quieren de mentirillas. Al final nunca supe si estaba actuando en una tragedia griega o en un novela venezolana donde todos quieren ser protagonistas, sin importar que tenga que pasar para conseguir ese tan preciado trofeo que es el papel principal. Yo en este momento he decidido dar algo así como un discurso de agradecimientos, como lo hacen los grandes actores en el premio Oscar, así que aquí les va:

Señoras y Señores: en esta ocasión quisiera agradecer a todos los que me ayudaron para conseguir este papel, partiré por los que me ayudaron a ser la motivación de lanzarme a la fama , gracias por mostrarme que es lo que hay hacer para generar un mal entendido, también quiero agradecer al periodo menstrual de mis antagonistas que hizo, darme cuenta lo fácil que es armar un problema y generar análisis sociales al respecto, también me gustaría mencionar a los que no estaban en escena pero actuaron más que yo, si eso es para ti niño del sándwich. Además hacer mención honrosa a la perdida repentina de memoria de algunas situaciones que no era conveniente mencionar, y a las palabras explicitas que dirigieron hacia mi, espero que hayan entendido las implícitas que yo dije acerca de ustedes en sus propias caras. Muchas gracias pero el protagónico es sin dudar de ustedes, se lo merecen.

CADA UNO ENTIENDE LO QUE QUIERE O LO QUE PUEDE?


Paso un estrella fugaz y no tuve tiempo de pedir un deseo, tampoco tuve tiempo de entender, y mucho menos de analizar, prefiero ser una estúpida, a responder y generarte cuestionamientos que no te llevaran a ninguna parte. Hay veces que no es necesario ser tan EXPLICITO para que se entienda la idea, algo así como una segunda lectura, otra perspectiva u otra interpretación, es como cuando conocemos a alguien que no es tan agraciado de cara, y cambiamos la palabra feo, por un simpático, yo sé que estoy faltando a la verdad, y maquillando las cosas para que no te duelan tanto, decir tú nunca has tenido un polola, tal vez es porque nunca nadie te ha querido de la forma que se quieren los pololos, pero mejor te digo “tu nunca has tenido una polola” a “tú no sabes por qué ha ti nadie te ha querido de verdad”, lo entendiste, lo sé y probablemente tu también pudiste haber disfrazado las palabras y hacerlas parecer algo más sutiles, como “un cambiemos el tema”. Pero no sé no entiendo, estoy clara que el tema no es conmigo, ¿pero cuál es tu rol, dentro de la discusión?.

Ahora, a lo que entiendo:

  1. 1. Entiendo que viviendo en mi burbuja soy feliz, aquí nadie me trata de estúpida por opinar.
  2. 2. También entiendo que YO elijo con quien quiero sociabilizar.
  3. 3. AMIGOS = CALIDAD NO CANTIDAD.
  4. 4. La sobre costilla jamás ha sido una buena decisión para los asados, pero prefiero comer sobre costilla, a comer punta de ganso (esto tampoco es explicito)
  5. 5. Yo elijo quien entra en mi burbuja
  6. 6. Ya no eres parte de esto, porque al igual que las burbujas del “Quix” la reventaste y al segundo hice otra más grande y más bonita.
  7. 7. Si faltaste el día que enseñaron a debatir en el colegio no es mi culpa, googlea como es ser mediador.
  8. 8. La vida es más que fotos.
  9. 9. Al igual que el abre latas, primero mira y luego intenta usarlo, porque si lo usas sin mirar tal vez estarás mucho tiempo intentando abrir la lata.
  10. 10. La risa abunda en la boca de los tontos, y los tontos son aquellos que no tienen opinión
  11. 11. Un amigo no comenta los secretos que le son revelados por otro, los guarda como si fueran propios y jamás permite que los demás se rían de él, ya que es como si se riesen de ti.
  12. 12. Ahora entiendo que cuando vea estrellas fugaces, siempre pediré deseos.

Y también entiendo muchas otras cosas, y espero que algún día tú también las entiendas y sepas por qué ya no eres parte de esto.